Estreno en el Rabenhof
Oppitz y Nikbakhsh querían ser apolíticos
El martes por la noche, Michael Nikbakhsh y Klaus Oppitz llenaron de espectadores y risas el teatro Rabenhof de Viena. Como amantes de los gatos, al menos uno de los dos, los exitosos artistas observaron emocionantes paralelismos entre los mininos y los gobernantes.
"Llevamos décadas gobernados por gatos" fue la conclusión del programa de la velada. Un cabaret con una tesis fuerte, se podría decir: teoría de la conspiración incluida.
Tras "Niemand nennt uns Mitzi" y "Wählt uns, weils eh schon wurscht ist", el periodista y escritor satírico Michael Nikbakhsh y el artista de cabaret Klaus Oppitz inauguraron el martes una nueva era de sátira política en el estreno de "Katzen" en el teatro Rabenhof.
Sátira política la tercera
¿Sátira política? Pero ese no era exactamente el tema que querían abordar esta vez. "Nos dimos cuenta de que, al final, da igual lo que pienses de la política. Ocurre de todos modos. Y con el material que tenemos, sería una pena no utilizarlo. En las dos primeras piezas, nos centramos más en las apariciones televisivas de los políticos. Y ahora hemos entrado en el mundo de las redes sociales, especialmente en Tiktok. Y es realmente asombroso lo que la política presenta en Tiktok. Realmente asombroso, es lo más político que se me ocurre", sonríe el periodista económico Nikbakhsh.
Con patas de terciopelo o sin ellas, está claro que el dúo quiere tratar temas más serios: "De hecho, todo gira en torno a los lugares de refugio, al escapismo. Klaus opina que los gatos son un lugar de refugio y yo lo discuto. Pero el marco en el que nos movemos es que la gente está un poco harta de la política del momento y busca un lugar de refugio. Klaus se equivoca, pero tiene uno".
¿La vieja historia? ¡Una nueva obra!
Hacía tiempo que se había dado cuenta de la peculiaridad de su propio gato. Su colega, cansado ya de las constantes historias y anécdotas, no tardó en desarrollar una broma interna. El dúo lo convirtió rápidamente en material para el cabaret.
Oppitz dice: "Es muy sencillo, hay dos enfoques diferentes de la vida. Uno dice que la política es muy, muy importante y que hay que mirarla y no se puede aguantar todo. Y el otro se siente frustrado, como muchos en esta época, y dice: 'Bueno, antes de meterme en política, volveré con mis gatos'. Así que también se trata de gente que simplemente está frustrada y ahora busca de alguna manera la seguridad de su propio hogar. El gato es perfecto para eso".
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