Sentencia en Alemania
La empresa debe pagar la expulsión de un empleado
No tenía permiso de residencia ni de trabajo. A pesar de ello, un ciudadano albanés fue contratado por una empresa constructora alemana. Su empleo salió a la luz durante una inspección el año anterior, el trabajador fue detenido en espera de expulsión y deportado a su país de origen. Su antiguo empleador tiene ahora que pagar las costas.
El distrito responsable de Bad Kreuznach, en el estado federado de Renania-Palatinado, emitió a la empresa una factura por un total de unos 5.850 euros. El antiguo empleador del albanés recurrió, por lo que el caso pasó a los tribunales.
El tribunal administrativo de Coblenza ha dictaminado ahora que el demandante es responsable de los costes del traslado fuera del país. El motivo: debido a su residencia ilegal, el albanés no habría podido ejercer una actividad remunerada. En tal caso, la Ley de Residencia prevé que se cubran los gastos en que incurran las autoridades.
El trabajador dejó pasar el plazo para marcharse
La empresa constructora alegó ante el tribunal que el plazo fijado para abandonar Alemania no pudo cumplirse debido a una enfermedad estomacal aguda que tuvo que ser tratada en el hospital. Tras el tratamiento, el trabajador se había desplazado al aeropuerto. Sin embargo, el distrito discrepó y subrayó que el albanés no tenía billete de avión válido y sólo llevaba consigo una riñonera.
La sentencia del Tribunal Administrativo de Coblenza puede recurrirse en el plazo de un mes.








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